Lo mejor sería dar a cada niño dos padres con trabajos estables que vengan a casa por la tarde y se ocupen de ellos. Ya que esto no está en nuestro poder, hacemos todo lo posible para al menos darles la posibilidad de un lugar seguro para crecer. Con nosotros los niños pueden jugar, aprender y crecer sin preocupaciones de violencia o falta de dinero. También es muy importante para nosotros tener un oído abierto para todos. Si nos enteramos de problemas, ofrecemos ayuda y, por ejemplo, hacemos visitas a domicilio o invitamos a los padres a visitarnos. Si alguien quiere hablar con nosotros, puede estar seguro de que no nos reiremos de él o ella, no lo delataremos y tomaremos los problemas en serio.
En resumen: Reemplazamos lo que falta por las circunstancias para una buena educación.